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viernes, 17 de febrero de 2023

Mi relación con el dinero



Creo que este tema es difícil para muchos, especialmente para nosotros los latinos.  Se nos han heredado una serie de creencias que mantiene a muchos en una vida de pobreza, carencias y dificultades económicas.

Hay personas que incluso evitan o les molesta hablar de dinero.

Estas creencias las aprendemos de nuestros padres, después se las repetimos a nuestros hijos y así sucesivamente. Se fortalecen con lo que vemos  en nuestro entorno, con las creencias de las personas con las que convivimos diariamente en el lugar donde vivimos, en la escuela, en el trabajo, la familia, los amigos, etc.

Algunos no somos conscientes de ello. Otros quizás sí, pero no sabemos como cambiar estas ideas para mejorar nuestra relación con el dinero.

Muchos crecimos pensando que el dinero es malo.  Escuchamos muchas veces, expresiones como éstas:

  • El dinero es la raíz de todos los males.
  • Los ricos no son buenas personas, no van al cielo.
  • Tanto tienes, tanto vales!
  • Solo las personas "interesadas" buscan tener dinero o acercarse a quienes lo tienen.
  • Como te ven, te tratan.
  • Con dinero baila el perro.
  • No se puede tener todo en esta vida.
  • El dinero no da la felicidad.
  • El dinero es malo.
  • El dinero no es importante.
  • El rico le quita el dinero a los pobres.
  • Pobre pero honrado.
  • Si tengo mucho dinero me buscarán solo por interés.
  • Si tengo mucho dinero me quedaré solo.
  • Las personas que hablan de dinero son materialistas.
  • No es bueno ser ambicioso.
  • Cuando me gane la lotería voy a ser feliz.
  • Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios.
  • El dinero echa a perder a la gente.
  • Las personas que tienen dinero son "nice", dándole un significado diferente, significando que se sienten superiores.
  • El dinero es el diablo.

Algunas son frases bíblicas, tienen tinte religioso.  Pero la mayoría han surgido de personas comunes, son "frases del pueblo", reflejan el modo de pensar de las mayorías.

Y seguramente hemos escuchado algunas más.  El hecho es que estas ideas tienen una gran influencia en nuestra manera de vivir, la definen.


Culpa o desprendimiento emocional?


Algunas veces dudamos de la veracidad de estas creencias, especialmente cuando vemos que otros progresan económicamente, pero con ello también aparece un sentimiento de culpa.  Puede ser muy difícil para muchos manejar la culpa cuando se piensa diferente de las personas que queremos y ello nos impide tener el valor de hacer el cambio a una vida de abundancia.

Para el ser humano es muy importante "pertenecer" a:
  •  el clan familiar
  •  un grupo social
  •  una religión 
  •  equipos deportivos
  •  un gremio o profesión
  •  una ideología política
  •  una cultura
  •  un lugar, ciudad, país, etc. 

Pensar diferente implica "salirse" de ese estado de pertenencia o sentirse o ser rechazado.  Así que elegimos seguir siendo parte de nuestro clan y buscamos una justificación que nos haga sentir bien.  Es así como han surgido las frases anteriores.

También solemos culpar a los demás o cederles la responsabilidad de nuestros sentimientos.

Por ejemplo: decimos "tales personas son como cangrejos en una cubeta, no permiten salir a los que buscan la salida y los jalan hacia el fondo de la cubeta". 

Pero en realidad, son nuestros sentimientos de culpa y el miedo al rechazo y a dejar de pertenecer, lo que nos impide pensar y hacer las cosas de una manera diferente.

Para hacer el cambio, tiene que darse un desprendimiento emocional.


El lado espiritual del dinero 


Si no eres una persona creyente, te puede sonar absurdo, pero piénsalo un poco y verás que es muy cierto.  

El dinero surgió por la necesidad de la humanidad de intercambiar bienes, es decir, como un medio de intercambio (trueque).  Miles de años A.C., se utilizaban metales preciosos como forma de pago y cientos de años después, empezó a acuñarse la moneda con metales preciosos.  Es aquí cuando surge el dinero.




Con el tiempo las monedas se acuñaron en metales como acero, aluminio, cobre, zinc, etc.  Si analizamos un poco, en realidad el dinero no tiene valor en sí mismo.  El valor del dinero es aquello que podemos adquirir con éste.

Pensemos que si hubiera una guerra mundial, donde ya no tuviéramos comida, pero sí muchas monedas; las monedas perderían su valor porque no habría comida para comprar con ellas.

Dicho esto, vamos a enfocarnos en aquello que podemos adquirir con el dinero:
  • comida
  • vivienda
  • un automóvil 
  • ropa y calzado
  • aparatos electrónicos
  • viajes
  • servicios de un profesional, médico, abogado, contador, psicólogo, etc.
  • ayudar a personas necesitadas, de múltiples formas.

Ves algo negativo en estas cosas? 

Son bienes o servicios que nos ayudan a cubrir nuestras necesidades, a tener una mejor calidad de vida, a tener tranquilidad y con ello salud.  A ésto, es a lo que yo llamo el lado espiritual del dinero, porque su finalidad es el bienestar del ser humano, tanto física como emocional o espiritualmente.


El dinero potencia lo que somos


Una persona que se guía por sentimientos de bondad y generosidad hace un buen uso del dinero.  Busca la forma de beneficiarse y beneficiar a sus cercanos con el dinero que posee.

El uso que se le da al dinero es lo que podemos juzgar como "bueno" o "malo", "correcto" o "incorrecto".  El dinero por sí mismo, no actúa, lo hacen las personas guiadas por sus sentimientos y su razón.

Una persona con sentimientos positivos o "blancos" sumará en lugar de restar.  Ayudará en lugar de dañar.  Así es como se potencia lo que una persona es, lo que lleva dentro.

Una persona con sentimientos negativos u "oscuros" usará el dinero para dañar su salud y la de los demás; para manipular y sobornar; para controlar y beneficiarse a sí misma.


La educación financiera


También creo, que es importante tener una educación sobre el manejo del dinero.  Me refiero a que no sólo hay que cambiar nuestras creencias para crear abundancia, sino también para mantenerla.  

Además de aprender a ganar dinero, hay que "saber" tener dinero. Como puedes ver, son dos aspectos importantes:

  • Aprender a tener dinero, es muy fácil recurrir al placer inmediato, hacer compras compulsivas o querer satisfacer todos nuestros deseos.  Las necesidades cambian y también el estilo de vida; y si no se tiene control, se puede caer en dificultades económicas, aún con un ingreso alto.  Has escuchado esta frase?

"El que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver"

  • Administrar el dinero es una tarea continua, manejar un perfil bajo, aprender de inversiones y dedicarle unas horas al mes a planear y presupuestar, es vital para aumentar la riqueza.

La educación financiera es todo un tema, pero es cuestión de tener la disposición y voluntad para aprender.  


La ayuda de un buen libro



Hay libros muy buenos que, en mi opinión, ayudan a "abrir los ojos" a una nueva forma de ver la abundancia y de relacionarnos con ella: 

  • Padre rico, padre pobre, Robert Kiyosaki.
  • El alquimista, Paulo Coelho.
  • El millonario de la puerta de al lado, Thomas J. Stanley y William D. Danko.
  • Los secretos de la mente Millonaria, T. Harv Eker.

Y mi favorito, un libro que fue escrito después de una investigación que duró 20 años, sobre la manera de pensar de 500 personas millonarias.

  • Piense y hágase rico, Napoleón Hill.

Y tú, leíste algún libro que te ayudó cambiar tus creencias sobre la abundancia?










martes, 20 de diciembre de 2022

La sombra de mamá y papá

Todos los padres, o la mayoría, quieren lo "mejor" para sus hijos.  Se esfuerzan para que el hijo tenga lo que ellos no tuvieron y para que haga lo que ellos no pudieron hacer en su niñez o en su juventud.



Es algo normal, es una manera natural de demostrar su  amor hacia lo más valioso que la vida les ha regalado. Pero es necesario tener la madurez, para que este deseo de que los hijos tengan una mejor vida,  no se vuelva una "obsesión", que  en lugar de motivarlos y darles seguridad, los lastime y los frene en sus más profundos deseos.

Si mamá o papá no pueden comprender que sus hijos son personas que merecen respeto, independencia y que tienen derecho a hacer sus propias elecciones y aprender de sus propias experiencias, los hijos se sienten lastimados y atropellados en su dignidad, y en muchos de los casos, se alejan de sus padres.

Por otro lado, las decisiones personales que toman los padres también impactan a los hijos.  Si es positiva, el hijo se siente orgulloso y parte de esa buena decisión.  

Pero los hijos también creen que los errores de sus padres los "marcan" de por vida, los estigmatizan. Y van por la vida cargando con ello, como un lastre.  Se llenan de sentimientos de vergüenza y culpa ajenos solo porque inconscientemente decidieron creerlo así.




Es necesario reparar estos daños, pero hacerlo puede ser causa de muchos conflictos, si se hace con rebeldía de parte de los hijos o si los padres son muy autoritarios. 

Es bueno que los padres tengan la madurez para comprender que el hijo no los rechaza, no los deja de amar o respetar y mucho menos los abandona cuando decide tomar sus propias decisiones y pide respeto.  Es solo una cuestión de amor propio, de autorespeto y de valentía que él necesita para vivir su propia vida y no "a la sombra" de sus padres.


El despertar de la conciencia


El adolescente naturalmente empieza a cuestionarse sobre las ideas que le fueron transmitidas desde su niñez y de las cuales no se siente convencido.  Cuando se convierte en adulto, es importante que haga una introspección y revise el "sistema de creencias" que guían su vida. Es decir, cuales son sus ideas y opiniones acerca de la vida en pareja, el dinero, la salud, la inteligencia, el destino, etc., que aprendió de sus padres y del entorno.




Has escuchado la frase "Vemos la vida como somos"? se refiere a que la interpretación que damos a cada cosa que vemos o escuchamos, la hacemos a partir de nuestras creencias.  Lo comparamos con los "archivos" que tenemos en la mente y en base a esto, juzgamos lo que sucede a nuestro alrededor.

Determinamos que es "correcto o incorrecto",  de acuerdo a nuestro sistema de creencias.  Pero es común que no seamos conscientes de que algunas de estas ideas prefijadas, nos limitan o nos impiden aprovechar todo nuestro potencial.





Mis herramientas

Algo que me sirve de guía para hacer conciencia de mis creencias es observar como está mi vida en cada aspecto, sea económico, sentimental, social, de salud, etc. Si no me gusta lo que veo, será muy bueno analizar como he contribuído para tener ese resultado, cuales son mis ideas y mis acciones en relación a ello.

Las personas más cercanas a mí, también son un reflejo de lo que soy, me rodeo de personas con intereses y valores similares a los míos, con las que me es fácil interactuar.  Pero, si pongo atención, me daré cuenta de que es muy valioso detectar lo que no me gusta en los demás, porque probablemente, es algo en lo que tengo que trabajar en mí mismo.




Existe también algunas herramientas que me pueden servir de ayuda para identificar una creencia, analizarla y modificarla o crear una nueva. Estas son:

  • Libros de superación y biografías de personas exitosas,
  • Un profesional de la salud psico-emocional,
  • Grupos de autoayuda,
  • Algunos grupos religiosos, etc.

Con ellas puedo obtener puntos de vista diferentes al mío, una perspectiva distinta de lo que para mí puede ser complicado.  Descubrirlo es un proceso, toma su tiempo, pero es muy gratificante.  La recompensa es el autoconocimiento. 

La rapidez o lentitud con que se modifiquen o construyan nuevas creencias, dependerá de la voluntad de cada persona para vencer obstáculos como la pereza o el miedo e iniciar con la búsqueda de ayuda y del enfoque que ponga en ello.

Hay personas que han vivido situaciones muy dificiles, tanto que se han visto obligadas a cuestionarse y encontrar respuestas a sus dudas en ese preciso momento, así que el cambio puede darse con mayor rapidez y determinación. 

Lo cierto es, que una vez que se toma la decisión de empezar, el universo se encarga de abrir nuevas puertas para quien tiene un deseo ardiente o un propósito en la vida.



Tú puedes hacerlo... enfócate!








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