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sábado, 13 de enero de 2024

Mi Querido Pecu

Esperaba con ansias el momento de entrar al hospital... me sentaba en una silla junto a la incubadora y tomaba su manita.  Se veía tan pequeño y tan vulnerable: luchando por vivir, a dos días de haber visto la luz por primera vez. «¡Tienes que ser fuerte, tienes que estar bien!», imploraba. «¡Mi Dios te va a ayudar!», continuaba, poniendo toda mi fe en esas palabras.  

Fue una experiencia desafiante para mí, desde que inició el trabajo de parto. Como hija mayor, yo era la más cercana a mi mamá y quién debía apoyarla: en ausencia de mi papá que estaba en otra ciudad, estudiando un curso de su trabajo. 

Me pasé todo un día cuidándola, esperando el momento.  Al anochecer la pasaron a quirófano... ¡aquellas horas parecían interminables para mí!. Caminaba nerviosa, de un lado a otro en el pasillo. Tras varias horas, una enfermera me avisó que había nacido un niño. Había sido difícil, pero ambos estaban bien, en recuperación. <<¡Gracias Dios!>>. 

Pasada la media noche, salieron del quirófano y pude verlos.  Entonces solté el cuerpo: sentí como si toda mi fuerza se hubiera esfumado. 

Mi papá había llegado, con unas copas de más, venía festejando la llegada de su hijo: su primer hijo varón. Yo me sentía molesta con él; pero mi tía Dora, quien acompañaba a mi papá, me calmó con dulzura y me pidió que me fuera a casa a descansar. 

Era un invierno muy frío, en diciembre. Aunque no estoy segura de cuánto influían mis emociones, porque se sentía más frío de lo normal. 

Pronto, mi papá dejó nuevamente la ciudad para continuar con su curso. Todo había salido bien. 

Pero sucedió algo inesperado: dos días después del alumbramiento, lo llevamos de emergencia al hospital. Es neumonía, dijeron los doctores. Lo bañaron para bajarle la temperatura, que estaba peligrosamente alta. Así empezó su vida, con una enorme lucha...

... y ahí me sentaba, junto a él, a acompañarlo mientras veía a las enfermeras atender a alguno de los bebés que lloraba o sufría, en incubadora también. Se acercaba un doctor, de vez en cuando, y con curiosidad me preguntaba que parentesco tenía yo, con él.  Con un movimiento rápido, volteaba mi mirada y contestaba. Y volvía mis ojos a él: cada minuto a su lado era valioso. 

No podía estar ahí las 24 horas, así que trataba de confiar en que lo cuidarían bien, en mi ausencia; aún así, no podía evitar preocuparme. Afortunadamente, mi mamá pudo ir a verlo y alimentarlo, a pesar de que ella también estaba recuperándose; de lo contrario, solo yo lo visitaba.

Salió del hospital tres días después. ¡Fui la hermana más feliz del mundo! Me prometí cuidarlo y darle todo el amor posible. Yo no tenía idea de lo que era ser madre en ese tiempo. Pero ahora sé, que con él aprendí un poco, porque mi amor por él era muy parecido al de una madre: incondicional y protector. 


Su primer verano


Las mañanas se me hacían eternas en la prepa, solo pensaba en el momento de regresar a casa y abrazarlo. Entraba corriendo directo a su cuna: él ya estaba de pie, tomado de los barrotes, esperándome feliz; vestido solo con un pañal, por el calor abrasador. Lo tomaba en mis brazos y pasaba las tardes enteras con él. 

Me inspiraba infinita ternura: fue mi Ponchito, Pichurrito, Pequito y, finalmente, Pecu.  Para los demás, él era Pedrito. Así descubrí mi manía de poner nombres cortitos, bueno, algunos no tan cortitos: nombres de cariño, les llamo yo.

Disfrutaba vestirlo, cuidarlo, darle su biberón con leche y, después, papillas.  Lo vi crecer... lo dejé entretenerse con mi más preciado tesoro: una colección de revistas y posters de mi grupo de cantantes favorito de adolescencia, que había cuidado celosamente, hasta ese momento. Terminó con ella, pero verlo feliz, explorando, era mi mayor premio. 
 
Me acompañó en mi misa de graduación de preparatoria, con solo seis meses de edad. Vestido de blanco, igual que yo, ¡se veía hermoso! Me sentía loca de amor por él.


Una infancia feliz


Más adelante, lo vi empujar su bicicleta roja por el patio, a sus dos años. 

Paseando su bicicleta

Capté momentos especiales, que quedaron plasmados en papel.  Completé un album con sus fotos y lo decoré con stickers que tenían globos de divertidos diálogos.

En el cambio de vías de tren


En el cambio de vías de tren


Cumpleaños #7


Con mamá

A eso, le siguió un tiempo de mucho esfuerzo: la universidad por las mañanas y mi trabajo por la tarde.  Ya no había mucho tiempo para estar con él, salvo los fines de semana. Sin embargo, creo que tuvo una infancia feliz; con tres hermanas más que lo cuidaban y consentían, cada una a su manera.  Él debe tener recuerdos especiales.

Un día, a sus siete años, lo vi llorar. Yo planeaba mi boda y hablaba de algunos preparativos, cuando lo noté.

—¿Porque lloras? —pregunté extrañada.

—Es que... tú te vas a casar, y te vas a ir de la casa. —dijo entre sollozos. Lo abracé, sintiéndome culpable por no haber pensado en lo que significaría para él, mudarme. Le expliqué que yo estaría muy cerca, que nos veríamos con frecuencia. Y confió en mí.

Vivir cerca de casa me facilitó verlo, casi a diario.  En verano, lo llevé a clases de natación y, en alguna ocasión, a desayunar esos tacos de carne adobada que tanto me gustaban, frente a la prepa. También fuimos al circo. Yo quería verlo feliz.

Los años siguientes, estuve muy ocupada cuidando de mis hijos. Pero él seguía siendo muy importante para mí.  

Graduación de primaria


Desfile del día de la Revolución


Alcanzando metas


Lo vi participar en el grupo de porristas de su escuela, viajar con sus compañeros, graduarse de la universidad, conseguir su primer trabajo.

Graduación de Ingeniería Industrial ITLM


Su personalidad


Pecu es noble, muy observador y empático. Tiene un carácter tranquilo pero, al mismo tiempo, es determinado. Es sociable y fácil de querer. Muy leal a sus amigos y cercanos... y siempre se enfoca en el lado positivo de cada persona que encuentra. Su sencillez, además, es apreciada por sus camaradas.

Amigos

Celebrando cumpleaños adelantado 2023


Explorando juntos


Llegó un momento en que deseé acercarlo más a mis hijos y a mí, quería integrarlo un poco más a mi familia. Él era el ídolo de mi hijo. Viajamos juntos a algunos lugares. Tucson, Flagstaff, San Diego, Los Angeles y Las Vegas nos regalaron momentos memorables. 

Yo quería que él viera lo mismo que veían mis ojos. ¡Que soñara, como yo soñaba!

Pima Air Museum, Tucson, Arizona


Pima Air Museum, Tucson, Arizona


Flagstaff, Arizona


Grand Canyon, Arizona


Flagstaff, Arizona


Cráter en Flagstaff, Arizona


Rodeo Drive, Beverly Hills


Universal Studios, Hollywood


San Diego, California


Las Vegas, Nevada


Juventud y aventura


Disfrutó su juventud con sus amigos y su moto deportiva. En alguna ocasión, quise experimentar la adrenalina con él: aumentar la velocidad de cero a 200 km/hr, en cuestión de segundos, ¡es para atrevidos!

Una experiencia inolvidable para él, fue viajar en su motocicleta, con un grupo de amigos, al Festival de la moto en Mazatlán en semana de pascua. Ahí, miles de motociclistas se reúnen cada año y tienen diferentes actividades, entre ellas un creativo desfile de motos. Lo escuché con entusiasmo relatar su aventura.

Mazatlán, Sinaloa


Tiempo de cambios


Algunas dificultades nos llevaron a vivir juntos, durante un año. Ya era un hombre.  

Navidad 2015

Durante ese año pasaron cosas importantes: se convirtíó en papá de dos adorables gemelos. Compró su primera casa y formó su familia.  

Damián y Dariel

Sus hijos son su prioridad, los ama y atiende con esmero. ¡Es un gran papá! Y se esfuerza con ahínco por mejorar su vida y la de los suyos. 

Con su adorable familia


Bautizo de Damián y Dariel


Tres generaciones

Paralelamente, algunos cambios sucedían en mi vida: me mudé al norte de México, a Tijuana, en la frontera con USA.

Un año más tarde, en un viaje especial que hizo a Tijuana, decidió que él también se mudaría. Me sentí feliz y acompañada, nuevamente. Compartimos algunas fechas especiales juntos, esta vez, preparando su nuevo hogar para recibir a su esposa y a los gemelos. 

En ese tiempo tuve su invaluable apoyo con los preparativos para mí mudanza a Suecia. 

Nuestros caminos se separaron una vez más.  La vida nos ha llevado a tomar decisiones muy distintas debido a la brecha de edad; cada uno vive su propia etapa y tiene su propio trabajo por hacer. 

Algunas veces no coincidimos en nuestra forma de ver el mundo, pero él tiene un lugar especial e importante en mi corazón, desde que llegó a mi vida... y lo tendrá siempre.

Y coincidir... 2023


La vida es maravillosa y Dios nos volvió a unir para celebrar un cumpleaños más...

Cumpleaños Diciembre 2023


Con sus amigos


Amigos y familia


¿Estaremos cerca otra vez, algún día?  Dios y el tiempo lo dirán... mientras tanto, estaré siguiendo sus logros a través de una llamada, un mensaje y, quizás, una fotografía.

Celebrando la vida


!Gracias por ser tú, mi querido Pecu!





jueves, 25 de mayo de 2023

El valor de la amistad

Hoy fue un dia muy especial para mí y quiero compartirlo con ustedes, mis queridos lectores. 

Hoy terminé mi curso de sueco nivel secundaria (SVA grundläggande kurs) y lo concluímos con un dia de fika y brännboll en el campito de la escuela.  Jugamos, reímos, comimos y platicamos.  Disfrutamos de una hermosa y soleada mañana y el verde de la primavera, en todo su esplendor.

Empezamos con el juego de brännboll, algo parecido al beisbol pero con reglas más sencillas. Como aprendices que somos, cometimos errores que hicieron el juego muy divertido; y a pesar de que a ambos equipos nos invadía el deseo  de ganar, como sucede siempre cuando de competir se trata; al final lo más importante fueron las risas, poder disfrutar a cada uno de mis compañeros y ver sus reacciones cuando jugaban.  Esos son los recuerdos que quedarán grabados en mi mente.

Después del juego tendimos un mantel en el pasto y nos sentamos alrededor a disfrutar y compartir,  Disfrutamos de pakoras, guacamole, pastel, chips, chocolates y galletas.    



La vida es mejor con amigos




Y como siempre, al concluir una etapa, se mezclan una serie de sentimientos.  De pronto sentí que perdía algo importante, porque llegó el momento de dejar la escuela, a mis compañeros y a nuestra querida maestra Johanna.

Ya no tendré esas mañanas de trabajo en equipo donde nos esforzamos por ponernos de acuerdo para contestar las preguntas de un texto, porque cada quien lo entiende y se expresa de forma diferente.  Ya no veré como la maestra completa y corrige los ejercicios y textos en el pizarrón, acomodando las palabras correctas, como si fueran fichas en un juego de dominó; con una habilidad que me hace sentir que me falta aún mucho por aprender del idioma, a pesar de todos mis esfuerzos.

Tampoco tendré mi caminata matutina diaria, de casi un kilómetro, de la parada del autobús a la escuela.  Ni regresaré a casa con mi amiga Nada, que amablemente nos llevaba siempre de regreso. 

Extrañaré a cada uno de mis compañeros, pero me llevo muy buenos recuerdos de todos; y una parte de mí, ahora, se las debo a ellos. Porque todos me enseñaron algo nuevo cuando compartieron algo de su país, sus costumbres, sus creencias, su idioma, su música y sus comidas típicas.  Aprendí cosas que no imaginé que existían.

Ellos pasaron de ser mis compañeros de clases, a mis buenos amigos.  Así que, con gusto, buscaremos un momento para encontrarnos otra vez.


Tack så jättemycket kära vänner!!
Gracias amigos!!


Johanna, de Suecia

Nada, de Croacia
Maryam, de Pakistán
Alexandra, de Perú

Fatema, de Afganistán
Ulziisuren, de Mongolia
Maja, de Polonia

Mahla, de Irán
Sharmin, de Bangladesh
Eirini de Grecia

Bibi, de Afganistán
Fatematuj, de Bangladesh
Debakshi, de India

Pahlavon, de Tajikistán
Haile, de Etiopía
Ahsanullah, de Afganistán

Anosh, de Pakistán
Johar, de Pakistán
Simoun, de Siria


Los quiere y aprecia, su amiga:  Alicia, de México.


Escrito: 24-Mayo-2023





lunes, 10 de abril de 2023

Si lo vieran con mis ojos...

En la quietud del invierno y la nieve, los días se sienten un poco nostálgicos y los recuerdos cobran vida; como si el tiempo no hubiera transcurrido con tanta rapidez.

La primavera tarda en llegar a Suecia.  A pesar de que tuvimos el equinoccio hace unos días, el frío se rehúsa a despedirse y los árboles se siguen protegiendo, no brotan aún.  Las ventanas ya están vestidas de primavera y pascua; pero la naturaleza no ha concluído su ciclo, y no hay más que esperar con paciencia.

El paisaje, la quietud y la calidez en casa me animan a escribir un poco.  Los recuerdos se agolpan en mi mente y me cuesta escribirlos con la misma velocidad que llegan.

Tenías menos de 3 meses de vida y ya estabas demostrando tu fuerza de voluntad, tu valentía y tu deseo de vivir. 
Te convertiste en mi más valioso tesoro, apenas supe de ti. Te esperé pacientemente e hice todo para mantenerte seguro. 
Crecías y te movías con fuerza. Yo veía mi redondo y gran vientre crecer y cambiar de forma cuando no dormías.

 

Era una calurosa mañana de Junio.  Yo me sentía nerviosa pero al mismo tiempo muy emocionada. Había llegado el momento de "encontrarnos".  De ver su carita, mirarnos a los ojos y emprender el camino juntos en este mundo. 

La primera vez que te vi, me enamoré de ti, y supe que jamás amaría a alguien de la misma forma que ya te amaba. 
Tengo grabada tu carita en mi mente.  Tus ojos oscuros enmarcados por tus pobladas cejas, tu pequeña nariz, tus pequeños pero bien delineados y carnositos labios y tu abundante y negro cabello te hacían ver, simplemente, perfecto.

 

La pediatra que lo recibió llegó emocionada a mi cuarto en el hospital y me dijo:  

—Alicia, tu hijo trae locas a las enfermeras, dicen que es muy guapo y sexy.  —Yo sonreí y pensé—:  Está recién nacido, ¿como pueden ver eso?

Yo veía un tierno y hermoso bebé.  Pero, ciertamente, había algo en él que lo hacía verse diferente a un bebé que acababa de nacer.


Una gran responsabilidad


Tenía ante mí una gran responsabilidad, no sabía como iba a hacerlo.  Tener un niño me representó un reto, porque no tenía muy claro cuál era la mejor versión de mamá de un hombrecito.  Fui aprendiento en el camino, cometí errores, pero amé a ese niño, mi Julio, con todo mi corazón cada minuto, de cada día.

Estuvimos juntos siempre e hice todo lo posible para que fueras un niño feliz y sano. Y disfruté cada momento mientras crecías.  
Vi aparecer tu primer dientito, te escuché decir tu primer palabra y te vi, dando tu primer paso.    
 

Me esmeré preparando papillas de todos los vegetales, frutas, legumbres, pollo, carnes, cereales; uno a la  vez, para estar segura de que su cuerpecito aceptaba cada uno de ellos. Se comía con gusto todo lo que le preparaba.  Crecía y se veía un niño fuerte y muy sano.

Los abrazos más cálidos e inocentes, eran los suyos.  Aún puedo sentirlos cuando pienso en ello. Abrazar su cuerpecito fuerte y firme, y su capacidad de demostrar amor en cada abrazo; me daban la fuerza y el deseo de ser una mejor mamá, una mejor persona. 

Tenía un año y medio, cuando yo esperaba a mi tercer corazoncito. Y entre mis malestares y ocupaciones, él aprendió a abrir el refrigerador (nevera) y tomar una fruta cuando sentía hambre. Nada lo detenía. No lloraba, no se quejaba, sólo buscaba solucionar su problema: saciar su hambre.


Un superhéroe


Pronto tuve un spiderman en casa, que corría con su pijama-disfraz al sillón de la sala; agarraba el cordón de la persiana y daba un gran salto al otro sillón. No lo entendí en un principio, me preocupaba que llegara a romper el cordón de la persiana nueva.

Pasaba de ser el hombre araña a supermán, hacía volar su capa mientras corría.  El hacía que la casa se llenara de energía y actividad.

No podía sentarse a disfrutar de su comida, a pesar de que era uno de sus momentos favoritos.  Se comía un bocado y se bajaba de la silla.  Corría a la sala, daba un salto de un sillón a otro y corría de regreso para comerse otro bocado.  Así era cada hora de comer.  Me sentía preocupada y le explicaba que tenía que sentarse a terminar su comida: él asentía y tomaba un segundo bocado, pero nunca un tercero.  Su fantasía no se lo permitía.


Memorias

No tenía miedo de preguntar si tenía dudas, decía lo que pensaba con voz muy fuerte y  despreocupadamente.

Ese día en el restaurant, mientras esperábamos el desayuno me preguntaste: 
Mamá, ¿por qué si ahí dice No fumar, ellos están fumando? 
Había sólo una pareja sentados en la mesa de al lado, fumando ambos.  Sentí miedo de contestar que algunas personas no piensan en los demás y sólo contesté:  
Después te explico, hijo.  
Pero, no conforme con mi respuesta y con voz todavía más fuerte y muy intrigado, insististe: 
—Sí... pero mamá, ¿por qué si ahí dice No fumar, ellos están fumando?

 

Hubo muchos momentos memorables con él y no puedo evitar sonreír al recordarlos:

Cuando tenía openclass hablaba, frente a todos los papás de sus compañeritos, de los proyectos que aprendía con su querida maestra de pre-escolar, Cinthia.  Sus favoritos fueron  Volcanes y Dinosaurios.  Era divertido escucharlo hablar de placas tectónicas. Y los nombres de todos los dinosaurios, los decía con increíble facilidad.

Lo difícil que fue aprender a leer en clases a sus, apenas, 5 años; y de pronto pudo leer en casa.  Me sentí muy feliz y orgullosa de su logro.

Verlo bailar para mí cada festival del día de las madres, en especial, el jarabe tapatío; con su sombrero de charro y muy concentrado zapateando.

Creí que era necesario integrarlo a un deporte para canalizar su energía, a sus 5 años.  Así que 3 veces por semana teníamos entrenamiento de futbol.  La rutina era: escuela por la mañana, la comida en casa, vestirse de futbolista y correr de regreso al colegio.  

Las mamás somos descuidadas a veces, yo no me di cuenta de que siempre al dejarte te decía la misma frase, hasta ese día que me dijiste camino a la escuela: 
 —Mamá, cuando me dejes en el colegio, no me vayas a decir: cuídate mucho mi tesorito, ¿okay?" 
Fue tan gracioso escucharlo, que reí todo el camino de regreso a casa, pero al mismo tiempo pensé:  
—¿Tan pronto dejó de ser mi pequeño niño?

 

Aprendía con mucho entusiasmo y facilidad, y se ganaba el cariño y aprecio de sus amiguitos y maestras.  También era popular y admirado por las niñas.  Guardo algunos tiernos relatos de algunas mamás, con respecto a sus pequeñas hijas.


Instantes en fotografía


Celebramos cumpleaños y momentos especiales, cocinamos, pasamos buenos momentos en casa; también viajamos y visitamos museos.  Tuvimos de todo un poco. 


Su Primera Comunión


Cumpleaños # 10


Cumpleaños # 11


Preparando la cena de Nochebuena


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


 Grand Canyon en Flagstaff, Arizona


Madame Tussauds Hollywood


¿Recuerdan a Spiderman?


Madame Tussauds Hollywood, Cali, USA


Paseo de la Fama, Hollywood, California, USA


Día del niño


Con Paky


Escalada en pared


Chapuzón en verano


Sus primos


Sus primeros amigos



Un sueño en el aire


Luego vinieron algunas travesuras que nos llevaron al consultorio de una psicóloga, que también pudo ver su gran corazón, creatividad y sus grandes sueños. Tiempo después ella le cumplió uno de ellos: volar un avión. Consiguió que su esposo lo llevara de paseo en su avioneta. Sobrevolaron la ciudad, desde donde pudo identificar nuestra casa, algo increíble para él, a su corta edad.


Cumpliendo su sueño de volar

Yo me sentía preocupada porque aún no habías aprendido a bailar (según yo), siempre te rehúsabas a hacerlo por más que te insistía. 
Esa navidad recibiste un "Xbox Kinect Sports", por el que insististe mucho.  
¡Oh sorpresa! Fui yo quien más se divirtió viéndote bailar.

 

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10150522355536691&id=668186690&sfnsn=mo



Amigos y más..


Después de eso pasaron varios años, antes de verlo bailar otra vez.  Yo seguía preocupada, porque nunca quiso bailar en las fiestas familiares. Saber bailar siempre ha sido importante para todos en mi familia.  Fue en su graduación de secundaria, que quedé convencida del buen bailarín, que siempre tuve en casa, sin saberlo.  Lo vi disfrutar con sus amigos y me llené de alegría.  Entonces dejé de preocuparme.


Amigos de primaria


Amigos de secundaria


Su amor por el deporte


Al futbol le siguieron entrenamientos de basketbol, después prácticas de beisbol; y regresamos años más tarde al basketbol. Fueron días de mucha actividad, de apoyo en sus entrenamientos y torneos, uno tras otro. Primero en la selección del colegio, con torneos en la ciudad.


Julio, de pie, segundo de derecha a izquierda


Después, en el equipo Ravens de la escuelita de alto rendimiento. Los torneos se extendieron a otras ciudades, Chihuahua, Rosarito, Las Vegas. Lo veía crecer e independizarse, me asustaba un poco pero, al mismo tiempo, me llenaba de orgullo.


Primer torneo en Chihuahua


Juego de "Ravens" en Guasave, Sinaloa


Torneo en Rosarito, Baja California


Torneo "México sin fronteras", Las Vegas, Nevada, USA


1er. torneo en Las Vegas, Nevada, USA


2do. torneo en Las Vegas, Nevada, USA


2do. Torneo en Las Vegas, Nevada, USA


Partido con equipo Tec Milenio



Pronto llegó la hora de ir a preparatoria, y las circunstancias me obligaron a ver su progreso a  distancia.  


Sus amigos de preparatoria


Mi niño creció muy rápido.  Enfrentar la vida, no ha sido fácil para él.  Pero, a pesar de las circunstancias adversas, sigue teniendo un gran corazón; puedo verlo en muchas formas, una de ellas es en su amor por los animales.

Con Mussolini


¿Mussolini mimada?


Ahora es un joven fuerte, activo, inteligente y al mismo tiempo tiene una gran sensibilidad.  ¿Novia? Sí, y yo espero que respete y valore a la mujer que decida amarlo y estar a su lado.

Su gusto por el deporte sigue creciendo y le gusta experimentar  con distintas actividades.


Paddle surf


Boxeo


Crossfit 


Crossfit



Sabe disfrutar de los momentos y las cosas simples que la vida le ofrece.  Tiene aún mucho por aprender  y toda una vida para lograr sus más grandes sueños.  






No lo veo con frecuencia, como yo quisiera; pero lo siento cerca cuando hablamos.  Le gusta contarme de sus avances y yo disfruto escucharlo. 

—Ahora me lleno de energía cuando escucho tu ronca y profunda voz en el teléfono... y ¡¡quiero abrazarte una vez más!!









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