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lunes, 10 de abril de 2023

Si lo vieran con mis ojos...

En la quietud del invierno y la nieve, los días se sienten un poco nostálgicos y los recuerdos cobran vida; como si el tiempo no hubiera transcurrido con tanta rapidez.

La primavera tarda en llegar a Suecia.  A pesar de que tuvimos el equinoccio hace unos días, el frío se rehúsa a despedirse y los árboles se siguen protegiendo, no brotan aún.  Las ventanas ya están vestidas de primavera y pascua; pero la naturaleza no ha concluído su ciclo, y no hay más que esperar con paciencia.

El paisaje, la quietud y la calidez en casa me animan a escribir un poco.  Los recuerdos se agolpan en mi mente y me cuesta escribirlos con la misma velocidad que llegan.

Tenías menos de 3 meses de vida y ya estabas demostrando tu fuerza de voluntad, tu valentía y tu deseo de vivir. 
Te convertiste en mi más valioso tesoro, apenas supe de ti. Te esperé pacientemente e hice todo para mantenerte seguro. 
Crecías y te movías con fuerza. Yo veía mi redondo y gran vientre crecer y cambiar de forma cuando no dormías.

 

Era una calurosa mañana de Junio.  Yo me sentía nerviosa pero al mismo tiempo muy emocionada. Había llegado el momento de "encontrarnos".  De ver su carita, mirarnos a los ojos y emprender el camino juntos en este mundo. 

La primera vez que te vi, me enamoré de ti, y supe que jamás amaría a alguien de la misma forma que ya te amaba. 
Tengo grabada tu carita en mi mente.  Tus ojos oscuros enmarcados por tus pobladas cejas, tu pequeña nariz, tus pequeños pero bien delineados y carnositos labios y tu abundante y negro cabello te hacían ver, simplemente, perfecto.

 

La pediatra que lo recibió llegó emocionada a mi cuarto en el hospital y me dijo:  

—Alicia, tu hijo trae locas a las enfermeras, dicen que es muy guapo y sexy.  —Yo sonreí y pensé—:  Está recién nacido, ¿como pueden ver eso?

Yo veía un tierno y hermoso bebé.  Pero, ciertamente, había algo en él que lo hacía verse diferente a un bebé que acababa de nacer.


Una gran responsabilidad


Tenía ante mí una gran responsabilidad, no sabía como iba a hacerlo.  Tener un niño me representó un reto, porque no tenía muy claro cuál era la mejor versión de mamá de un hombrecito.  Fui aprendiento en el camino, cometí errores, pero amé a ese niño, mi Julio, con todo mi corazón cada minuto, de cada día.

Estuvimos juntos siempre e hice todo lo posible para que fueras un niño feliz y sano. Y disfruté cada momento mientras crecías.  
Vi aparecer tu primer dientito, te escuché decir tu primer palabra y te vi, dando tu primer paso.    
 

Me esmeré preparando papillas de todos los vegetales, frutas, legumbres, pollo, carnes, cereales; uno a la  vez, para estar segura de que su cuerpecito aceptaba cada uno de ellos. Se comía con gusto todo lo que le preparaba.  Crecía y se veía un niño fuerte y muy sano.

Los abrazos más cálidos e inocentes, eran los suyos.  Aún puedo sentirlos cuando pienso en ello. Abrazar su cuerpecito fuerte y firme, y su capacidad de demostrar amor en cada abrazo; me daban la fuerza y el deseo de ser una mejor mamá, una mejor persona. 

Tenía un año y medio, cuando yo esperaba a mi tercer corazoncito. Y entre mis malestares y ocupaciones, él aprendió a abrir el refrigerador (nevera) y tomar una fruta cuando sentía hambre. Nada lo detenía. No lloraba, no se quejaba, sólo buscaba solucionar su problema: saciar su hambre.


Un superhéroe


Pronto tuve un spiderman en casa, que corría con su pijama-disfraz al sillón de la sala; agarraba el cordón de la persiana y daba un gran salto al otro sillón. No lo entendí en un principio, me preocupaba que llegara a romper el cordón de la persiana nueva.

Pasaba de ser el hombre araña a supermán, hacía volar su capa mientras corría.  El hacía que la casa se llenara de energía y actividad.

No podía sentarse a disfrutar de su comida, a pesar de que era uno de sus momentos favoritos.  Se comía un bocado y se bajaba de la silla.  Corría a la sala, daba un salto de un sillón a otro y corría de regreso para comerse otro bocado.  Así era cada hora de comer.  Me sentía preocupada y le explicaba que tenía que sentarse a terminar su comida: él asentía y tomaba un segundo bocado, pero nunca un tercero.  Su fantasía no se lo permitía.


Memorias

No tenía miedo de preguntar si tenía dudas, decía lo que pensaba con voz muy fuerte y  despreocupadamente.

Ese día en el restaurant, mientras esperábamos el desayuno me preguntaste: 
Mamá, ¿por qué si ahí dice No fumar, ellos están fumando? 
Había sólo una pareja sentados en la mesa de al lado, fumando ambos.  Sentí miedo de contestar que algunas personas no piensan en los demás y sólo contesté:  
Después te explico, hijo.  
Pero, no conforme con mi respuesta y con voz todavía más fuerte y muy intrigado, insististe: 
—Sí... pero mamá, ¿por qué si ahí dice No fumar, ellos están fumando?

 

Hubo muchos momentos memorables con él y no puedo evitar sonreír al recordarlos:

Cuando tenía openclass hablaba, frente a todos los papás de sus compañeritos, de los proyectos que aprendía con su querida maestra de pre-escolar, Cinthia.  Sus favoritos fueron  Volcanes y Dinosaurios.  Era divertido escucharlo hablar de placas tectónicas. Y los nombres de todos los dinosaurios, los decía con increíble facilidad.

Lo difícil que fue aprender a leer en clases a sus, apenas, 5 años; y de pronto pudo leer en casa.  Me sentí muy feliz y orgullosa de su logro.

Verlo bailar para mí cada festival del día de las madres, en especial, el jarabe tapatío; con su sombrero de charro y muy concentrado zapateando.

Creí que era necesario integrarlo a un deporte para canalizar su energía, a sus 5 años.  Así que 3 veces por semana teníamos entrenamiento de futbol.  La rutina era: escuela por la mañana, la comida en casa, vestirse de futbolista y correr de regreso al colegio.  

Las mamás somos descuidadas a veces, yo no me di cuenta de que siempre al dejarte te decía la misma frase, hasta ese día que me dijiste camino a la escuela: 
 —Mamá, cuando me dejes en el colegio, no me vayas a decir: cuídate mucho mi tesorito, ¿okay?" 
Fue tan gracioso escucharlo, que reí todo el camino de regreso a casa, pero al mismo tiempo pensé:  
—¿Tan pronto dejó de ser mi pequeño niño?

 

Aprendía con mucho entusiasmo y facilidad, y se ganaba el cariño y aprecio de sus amiguitos y maestras.  También era popular y admirado por las niñas.  Guardo algunos tiernos relatos de algunas mamás, con respecto a sus pequeñas hijas.


Instantes en fotografía


Celebramos cumpleaños y momentos especiales, cocinamos, pasamos buenos momentos en casa; también viajamos y visitamos museos.  Tuvimos de todo un poco. 


Su Primera Comunión


Cumpleaños # 10


Cumpleaños # 11


Preparando la cena de Nochebuena


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


Pima Air & Space Museum en Tucson, Arizona


 Grand Canyon en Flagstaff, Arizona


Madame Tussauds Hollywood


¿Recuerdan a Spiderman?


Madame Tussauds Hollywood, Cali, USA


Paseo de la Fama, Hollywood, California, USA


Día del niño


Con Paky


Escalada en pared


Chapuzón en verano


Sus primos


Sus primeros amigos



Un sueño en el aire


Luego vinieron algunas travesuras que nos llevaron al consultorio de una psicóloga, que también pudo ver su gran corazón, creatividad y sus grandes sueños. Tiempo después ella le cumplió uno de ellos: volar un avión. Consiguió que su esposo lo llevara de paseo en su avioneta. Sobrevolaron la ciudad, desde donde pudo identificar nuestra casa, algo increíble para él, a su corta edad.


Cumpliendo su sueño de volar

Yo me sentía preocupada porque aún no habías aprendido a bailar (según yo), siempre te rehúsabas a hacerlo por más que te insistía. 
Esa navidad recibiste un "Xbox Kinect Sports", por el que insististe mucho.  
¡Oh sorpresa! Fui yo quien más se divirtió viéndote bailar.

 

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10150522355536691&id=668186690&sfnsn=mo



Amigos y más..


Después de eso pasaron varios años, antes de verlo bailar otra vez.  Yo seguía preocupada, porque nunca quiso bailar en las fiestas familiares. Saber bailar siempre ha sido importante para todos en mi familia.  Fue en su graduación de secundaria, que quedé convencida del buen bailarín, que siempre tuve en casa, sin saberlo.  Lo vi disfrutar con sus amigos y me llené de alegría.  Entonces dejé de preocuparme.


Amigos de primaria


Amigos de secundaria


Su amor por el deporte


Al futbol le siguieron entrenamientos de basketbol, después prácticas de beisbol; y regresamos años más tarde al basketbol. Fueron días de mucha actividad, de apoyo en sus entrenamientos y torneos, uno tras otro. Primero en la selección del colegio, con torneos en la ciudad.


Julio, de pie, segundo de derecha a izquierda


Después, en el equipo Ravens de la escuelita de alto rendimiento. Los torneos se extendieron a otras ciudades, Chihuahua, Rosarito, Las Vegas. Lo veía crecer e independizarse, me asustaba un poco pero, al mismo tiempo, me llenaba de orgullo.


Primer torneo en Chihuahua


Juego de "Ravens" en Guasave, Sinaloa


Torneo en Rosarito, Baja California


Torneo "México sin fronteras", Las Vegas, Nevada, USA


1er. torneo en Las Vegas, Nevada, USA


2do. torneo en Las Vegas, Nevada, USA


2do. Torneo en Las Vegas, Nevada, USA


Partido con equipo Tec Milenio



Pronto llegó la hora de ir a preparatoria, y las circunstancias me obligaron a ver su progreso a  distancia.  


Sus amigos de preparatoria


Mi niño creció muy rápido.  Enfrentar la vida, no ha sido fácil para él.  Pero, a pesar de las circunstancias adversas, sigue teniendo un gran corazón; puedo verlo en muchas formas, una de ellas es en su amor por los animales.

Con Mussolini


¿Mussolini mimada?


Ahora es un joven fuerte, activo, inteligente y al mismo tiempo tiene una gran sensibilidad.  ¿Novia? Sí, y yo espero que respete y valore a la mujer que decida amarlo y estar a su lado.

Su gusto por el deporte sigue creciendo y le gusta experimentar  con distintas actividades.


Paddle surf


Boxeo


Crossfit 


Crossfit



Sabe disfrutar de los momentos y las cosas simples que la vida le ofrece.  Tiene aún mucho por aprender  y toda una vida para lograr sus más grandes sueños.  






No lo veo con frecuencia, como yo quisiera; pero lo siento cerca cuando hablamos.  Le gusta contarme de sus avances y yo disfruto escucharlo. 

—Ahora me lleno de energía cuando escucho tu ronca y profunda voz en el teléfono... y ¡¡quiero abrazarte una vez más!!









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