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sábado, 28 de octubre de 2023

La fuerza de un apellido

Dos necesidades tiene el ser humano, que continuamente busca satisfacer.  Son opuestas entre sí, pero igual de importantes,  Me refiero a la necesidad de pertenencia y la necesidad de diferenciarse o distinguirse de los demás.  En este sentido, el apellido juega un papel muy importante, ya que cumple con ambas funciones, es decir, nos da identidad.  Pero, es un apellido en realidad determinante en nuestra vida o es solo una etiqueta que nos ha limitado? 


Constantemente buscamos formas de sentir que pertenecemos a algún grupo o a alguna causa, pero al mismo tiempo, de distinguirnos de los demás.  Lo hacemos por medio del lenguaje, la cultura, la profesión, un interés, un hobbie, un estilo de vida, etc.  Se busca satisfacer la necesidad de pertenencia, por ejemplo: al unirse a una religión, un grupo que usa determinado slang o dialecto, un gremio, un partido político, un club deportivo, etc., lo que simultáneamente nos separa de los demás grupos y se genera el sentimiento de nosotros-ellos.


Apellidos

Otra forma en que se satisfacen dichas necesidades, es por medio del uso del apellido.  Tener un apellido nos une a una familia y al mismo tiempo nos distingue de otras personas y de otras familias.



Ciertamente, cada persona tiene su propia relación con su apellido.  La manera de relacionarse con el propio apellido depende del tipo de relación que se tenga o haya tenido con padres, abuelos y en general con sus consanguíneos; o familiares adoptivos, en su caso.  Sentimientos  de honor, respeto y orgullo, pero también de vergüenza; de agradecimiento o resentimiento; de superioridad o inferioridad; etc., pueden incluso, transmitirse a futuras generaciones.  Quizás se lleve a cuestas el dolor por no haber recibido un apellido del padre o por desconocer el apellido, por motivos de abandono.  

Cómo influye un apellido y cuán importante es, se define en cada persona en base a su formación, creencias y experiencias.  Hemos crecido pensando que el apellido es una marca que no podemos borrar o a la que no podemos renunciar, sobre todo en aquellos países donde llega a ser muy complicado, engorroso y tardado hacer un cambio de apellido; como en algunos países hispanos.  En México, por ejemplo, solo está permitido cambiar de apellido en ciertas circunstancias como la adopción, errores ortográficos y cambio de nacionalidad o sexo. (Cortés, 2023)

Por el contrario, en otros países como Suecia, el apellido se elige; es decir, un recién nacido puede tener el apellido del padre, de la madre o cualquier otro que los progenitores elijan.  Además, se puede hacer fácilmente un cambio de apellido al cumplir los 18 años, pudiendo elegir un apellido que lleven al menos 2,000 personas; esto significa que hay más de 500 apellidos que pueden ser elegidos.  Por lo que no sería extraño encontrar una familia de 5 hermanos, todos con apellidos diferentes.  Esto se logró a partir de que entró en vigor una ley de nombres el 1 de julio del 2017. (Åström, 2022).


Origen de los apellidos


Haciendo un poco de historia, los apellidos empezaron a usarse en la Edad Media por las clases altas para distinguirse de otras familias.  Los primeros apellidos se originaron en nombres propios, oficios, características físicas familiares y nombres de lugares de origen, y se han ido heredando de generación en generación.


Apellidos originados de nombres propios

Así, se crearon apellidos derivados de nombres propios, a los que se les agregó un sufijo que significa hijo de.  El sufijo cambia de acuerdo al país de procedencia, debido al idioma. 


Es así, que podemos ver como en España y países hispanos se agregó el sufijo -ez.   Generando apellidos como:

Gonzalez - hijo de Gonzalo

Fernandez - hijo de Fernando 

López - hijo de Lope

Rodríguez - hijo de Rodrigo

Sanchez - hijo de Sancho 

Martínez - hijo de Martín   

Y en algunos casos, el apellido no se transformó, simplemente quedó como el nombre que lo originó, como es el caso de Alonso, Jaime, Bernal, García, Vicente, Martín, etc.


En países de habla germánica como Suecia, se agregó el prefijo -son que también significa hijo de, formando los apellidos:

Eriksson - hijo de Erik 

Andersson - hijo de Anders

Svensson - hijo de Sven

Johansson - hijo de Johan

Karlsson - hijo de Karl

En otros países como Rusia, se usa el genitivo ovich/evich para los hijos y ova/eva para las hijas.  En algunos más, usan un prefijo; así los judíos usan Bin, los árabes Ben y los escoceses e irlandeses Mac/Mc.

Petrovna - hija de Pedro

Ivánovich - hijo de Iván

McDonald - hijo de Donald


Apellidos con origen en los oficios

Debido a que los oficios se heredaban en las familias, también fueron origen para los apellidos. Así podemos ver apellidos como:

Herrera - herrero 
Pastor - pastor 
Moliner - molinero 
Fischer - pescador 
Schneider - sastre 
Schumaker - zapatero 
Taylor - sastre, tejedor

 

Oficio: sastrería

Apellidos originados en características físicas


Otro origen de los apellidos fue en base a alguna característica física de la mayor parte de los miembros de una familia, como el color del pelo, por ejemplo.  Así se originaron:

Rubio 
Cortés

Bravo

Delgado

Cabezón 

Moreno 
Bermejo - pelirrojo 
Klein - baja estatura

Expósito - expuesto (niño abandonado) 


Apellidos con origen en nombres de lugares

Otros apellidos se asociaron al lugar de origen de la familia, como nombres de aldeas, pueblos, ciudades, provincias, regiones, países.

Castro - castillo, campamento fortificado

Acosta - de la cuesta (zona montañosa) 

Avila

Valencia

Sevilla

Toledo

España

Portugal



Apellidos más comunes del mundo

En la siguiente imagen podemos ver el apellido más común de cada país en el mundo. Por mencionar algunos, en México es Hernández; en Estados Unidos, Inglaterra y Australia es Smith; en Suecia es Andersson; en Egipto es Mohamed; en Rusia es Ivanov; en Argentina, Chile y Venezuela es González; etc.

Nombres más comunes en el mundo


Identidad o etiqueta 


Concluyendo, los apellidos tienen un significado que nosotros les asignamos. Hoy en día, los relacionamos más con actitudes, aptitudes o logros de una familia, independientemente de que el apellido sea Rubio, Portugal, Taylor o Eriksson. 

Pero, que un apellido nos define como individuos, no es necesariamente cierto.  Si bien, forma parte de nuestra identidad; son nuestra personalidad, valores y acciones, los factores que determinan nuestra identidad. 

Que un apellido sea importante, al grado de influir en el rumbo de nuestra vida, es algo que cada uno de nosotros podemos decidir.  En otras palabras, que el apellido nos "marca" es solo una creencia que se puede reemplazar por otra, si ésta nos genera un sentimiento negativo.  Como lo podemos ver claramente en Suecia.

En cambio, que nuestro apellido nos genere un sentimiento positivo, de unión o de orgullo, es muy válido.  Nuestras necesidades de pertenencia y de distinguirnos se cubren al mismo tiempo que nos sentimos bien con nosotros mismos.

Si Castruita significa para mi aceptación, lealtad, solidaridad y empatía; con orgullo puedo decir:  


Hola, mucho gusto. Mi nombre es Alicia Castruita...

miércoles, 29 de marzo de 2023

Superar una ruptura

Cuando nos enamoramos e iniciamos una relación, generalmente, es muy fácil crear armonía.  Pensamos el uno en el otro y queremos estar juntos, el mayor tiempo posible; todo nos parece maravilloso en la otra persona... hasta el aire es amor!

Conforme pasa el tiempo, pasa también el enamoramiento.  Al cabo de un corto tiempo se empieza a ver el lado no tan agradable de la otra persona, sus limitantes, debilidades, etc., y surgen las dificultades.  Es en ese momento, donde se toma la decisión de amar y trabajar por la relación.  Si la decisión es de ambos, se puede tener una buena relación, incluso de toda una vida.

El problema surge cuando una de las personas pierde el interés y empieza a ver hacia otro lado; busca otros intereses o decide no amar más.  Es imposible mantener una relación duradera donde solo una parte entrega todo y pone toda su energía en ello; la relación terminará tarde o temprano.  Si la relación termina, cada quien buscará, a su manera, la forma de superar la ruptura.

Terminar una relación siempre es difícil y doloroso.  Pero la intensidad del dolor por la pérdida, depende mucho de la razón por la que se termina con la relación y del tiempo que haya durado la misma. 

No es lo mismo terminar una relación de 2 años, a una de 40 años.  Así como tampoco es lo mismo terminar la relación por mutuo acuerdo, a terminarla por una traición o infidelidad. 

Tampoco es lo mismo para quien comete la infidelidad, como para quien la sufre.  Quien la sufre, sabe lo difícil que es recuperar la autoestima y volver a confiar en alguien más.  Quien la comete puede sentir arrepentimiento, y mostrar su interés por mantener la relación, en el mejor de los casos.  Creo que la infidelidad es la traición más dolorosa y difícil de superar en una ruptura. 

- Es el mayor de los desprecios, le escuché decir a una querida amiga que terminó su relación despues de 42 años de matrimonio, por una infidelidad de varios años.

Pero independientemente del motivo, se necesita mucha fuerza de voluntad para superar los miedos reales e imaginarios y tomar la firme decisión de no volver atrás, nunca más.

Romper las ataduras.



Miedos y creencias


Tomar la decisión de terminar una relación implica enfrentar nuestros miedos y aprender a manejar los sentimientos que se contraponen, debido a nuestras creencias.

 Por ejemplo, si:
  • Hay una juramento de "hasta que la muerte nos separe".
  • Nuestra religión no admite un divorcio,
  • Una separación se considera un fracaso.
  • No se tiene independencia económica.
  • Es una relación de codependencia emocional.
  • Hay amenazas.
  • Hay chantaje emocional de "yo no puedo vivir sin tí" o incluso de suicidio.
  • Se permanece en una relación para que los hijos "no sufran".
  • Es muy importante cubrir las apariencias y el "que dirán". 



Vivir el duelo


Una vez tomada la decisión inicia un proceso, un duro proceso.  En ese momento, puede ser que nada tenga sentido o valga la pena; sobre todo, si se trata de una relación de muchos años. 

En un principio, puede sentirse desesperanza; pensar que no hay un futuro, no saber que hacer o a donde ir.  Es como caminar en un oscuro túnel, donde no se alcanza a ver la luz al fondo.  Y toma un tiempo vislumbrar un rayito de luz.  




No podemos imaginar que viene algo mejor, o pensar que todos los cambios son buenos.  Que quizás haya alguien mejor para nosotros; o quizás no, pero que estaremos bien.  

En ese momento, los amigos juegan un papel muy importante.  Sentirse acompañado y ser escuchado por alguien, es un bálsamo para el dolor que se siente en lo más profundo del alma.

Aferrarse a un poder superior es increíblemente reconfortante; llámese Dios, universo, vida, energía o cualquier otro. Lo importante, es sentir que podemos entregar a "alguien", aquello que nos resulta imposible de manejar.

Es necesario vivir el duelo, sentirlo para poder superarlo.  Ya sea vivirlo con intensidad, sin pausas; o vivirlo lentamente, con momentos de evasión o incluso de negación; cuando se siente que no se puede con tanto dolor, a la vez.  




Es un proceso individual y diferente para cada persona, antes de llegar a la aceptación.  Cada individuo toma sus propias decisiones, a veces incomprensibles para los demás a su alrededor; pero al final de cuentas el resultado será el mismo, superar la crisis y aprender de ella.

Si bien es cierto, que depende de la inteligencia emocional del individuo, la forma en que se viva el proceso; también es cierto que se tiene derecho a vivirlo cada quien "a su manera".  


El duelo de los hijos


Cuando hay hijos, cada uno vive su propio duelo, su propio proceso.  Nadie está exento del dolor, no importa la edad.  Todos se ven afectados de un modo u otro.  

Es muy conveniente que cada integrante de la familia tenga una terapia con un profesional para  entender el proceso y construir una nueva vida. 

Lo que es inadmisible, es que se tomen a los hijos como rehenes; que se les envenene el alma, queriendo dañar al otro.  Con ésto, a quien más se daña es a los hijos; y solo complicará y alargará su duelo.





También es cuestión de amor propio

 

En este proceso, se conoce realmente a la otra persona.  Con el dolor o el enojo, al no querer aceptarse la ruptura; salen a la luz los más oscuros sentimientos.  Es aquí donde la persona proyecta lo que hay en su interior.  Si se tiene amor propio, habrá bondad en medio del dolor; pero si no hay amor a sí mismo, se puede actuar con infinita maldad.  No se puede dar lo que no se tiene.

Y los hijos serán, quienes más sufran.  Es importante separar y proteger a los hijos, lo más posible, del proceso de separación de la pareja.  No importa la edad que tengan, siempre resultan muy afectados emocionalmente; y tarde o temprano, salen a la luz los daños.

Para ellos también es una gran pérdida; sobre todo, si no se les habla de la decisión.  Ellos necesitan sentir la seguridad de que seguirán teniendo a ambos padres, pase lo que pase.  


Recomenzar


Con la aceptación llegan también la esperanza, la ilusión y el deseo de recomenzar.  Recomenzar es querer darse la oportunidad de un reencuentro con uno mismo.  Es poner atención a lo que el cuerpo habla, darle cuidados, paciencia y amor.  Es pensar que si se tomó la decisión de terminar con la relación, fue porque hubo motivos de sobra para hacerlo, y convencerse de ello.  Tener en cuenta que aunque el proceso es doloroso, vale la pena.  Es soltar.




Es tener la voluntad para hacer aquello que se deseó hacer muchas veces y que no se le dio prioridad, es atreverse a soñar.   

Es disfrutar estar consigo mismo, llevarse a tomar un helado, a ver una película al cine, a caminar descalzo por la playa, a cenar con un amigo.

También es hacer una revisión, es atreverse a ver al interior.  Y a veces, "salirse" y observar desde afuera: las actitudes, las razones, las situaciones que se vivieron. 

Es preguntarse:
  • Que me hizo feliz?
  • Qué me faltó?
  • A qué renuncié por esa relación?
  • Porqué me olvidé de mí?
  • Porqué elegí a esa persona que ahora desconozco?
  • Qué había en mí o que me faltaba, que me llevó a elegirla?
  • Qué quiero para mí ahora?
  • Qué creo que merezco?
  • Cuáles son mis sueños?

Es aceptar:
  • Que había una razón para estar con esa persona, algo que necesitábamos aprender, como pasa a veces con los amigos de cortos periodos.
  • Que el amor puede acabarse.
  • Que si las metas cambian para cada uno, los caminos se separan.
  • Que somos seres independientes y tenemos derecho a ir en busca de nuestros sueños.


Y finalmente... agradecer que sucedió.








viernes, 17 de febrero de 2023

Mi relación con el dinero



Creo que este tema es difícil para muchos, especialmente para nosotros los latinos.  Se nos han heredado una serie de creencias que mantiene a muchos en una vida de pobreza, carencias y dificultades económicas.

Hay personas que incluso evitan o les molesta hablar de dinero.

Estas creencias las aprendemos de nuestros padres, después se las repetimos a nuestros hijos y así sucesivamente. Se fortalecen con lo que vemos  en nuestro entorno, con las creencias de las personas con las que convivimos diariamente en el lugar donde vivimos, en la escuela, en el trabajo, la familia, los amigos, etc.

Algunos no somos conscientes de ello. Otros quizás sí, pero no sabemos como cambiar estas ideas para mejorar nuestra relación con el dinero.

Muchos crecimos pensando que el dinero es malo.  Escuchamos muchas veces, expresiones como éstas:

  • El dinero es la raíz de todos los males.
  • Los ricos no son buenas personas, no van al cielo.
  • Tanto tienes, tanto vales!
  • Solo las personas "interesadas" buscan tener dinero o acercarse a quienes lo tienen.
  • Como te ven, te tratan.
  • Con dinero baila el perro.
  • No se puede tener todo en esta vida.
  • El dinero no da la felicidad.
  • El dinero es malo.
  • El dinero no es importante.
  • El rico le quita el dinero a los pobres.
  • Pobre pero honrado.
  • Si tengo mucho dinero me buscarán solo por interés.
  • Si tengo mucho dinero me quedaré solo.
  • Las personas que hablan de dinero son materialistas.
  • No es bueno ser ambicioso.
  • Cuando me gane la lotería voy a ser feliz.
  • Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios.
  • El dinero echa a perder a la gente.
  • Las personas que tienen dinero son "nice", dándole un significado diferente, significando que se sienten superiores.
  • El dinero es el diablo.

Algunas son frases bíblicas, tienen tinte religioso.  Pero la mayoría han surgido de personas comunes, son "frases del pueblo", reflejan el modo de pensar de las mayorías.

Y seguramente hemos escuchado algunas más.  El hecho es que estas ideas tienen una gran influencia en nuestra manera de vivir, la definen.


Culpa o desprendimiento emocional?


Algunas veces dudamos de la veracidad de estas creencias, especialmente cuando vemos que otros progresan económicamente, pero con ello también aparece un sentimiento de culpa.  Puede ser muy difícil para muchos manejar la culpa cuando se piensa diferente de las personas que queremos y ello nos impide tener el valor de hacer el cambio a una vida de abundancia.

Para el ser humano es muy importante "pertenecer" a:
  •  el clan familiar
  •  un grupo social
  •  una religión 
  •  equipos deportivos
  •  un gremio o profesión
  •  una ideología política
  •  una cultura
  •  un lugar, ciudad, país, etc. 

Pensar diferente implica "salirse" de ese estado de pertenencia o sentirse o ser rechazado.  Así que elegimos seguir siendo parte de nuestro clan y buscamos una justificación que nos haga sentir bien.  Es así como han surgido las frases anteriores.

También solemos culpar a los demás o cederles la responsabilidad de nuestros sentimientos.

Por ejemplo: decimos "tales personas son como cangrejos en una cubeta, no permiten salir a los que buscan la salida y los jalan hacia el fondo de la cubeta". 

Pero en realidad, son nuestros sentimientos de culpa y el miedo al rechazo y a dejar de pertenecer, lo que nos impide pensar y hacer las cosas de una manera diferente.

Para hacer el cambio, tiene que darse un desprendimiento emocional.


El lado espiritual del dinero 


Si no eres una persona creyente, te puede sonar absurdo, pero piénsalo un poco y verás que es muy cierto.  

El dinero surgió por la necesidad de la humanidad de intercambiar bienes, es decir, como un medio de intercambio (trueque).  Miles de años A.C., se utilizaban metales preciosos como forma de pago y cientos de años después, empezó a acuñarse la moneda con metales preciosos.  Es aquí cuando surge el dinero.




Con el tiempo las monedas se acuñaron en metales como acero, aluminio, cobre, zinc, etc.  Si analizamos un poco, en realidad el dinero no tiene valor en sí mismo.  El valor del dinero es aquello que podemos adquirir con éste.

Pensemos que si hubiera una guerra mundial, donde ya no tuviéramos comida, pero sí muchas monedas; las monedas perderían su valor porque no habría comida para comprar con ellas.

Dicho esto, vamos a enfocarnos en aquello que podemos adquirir con el dinero:
  • comida
  • vivienda
  • un automóvil 
  • ropa y calzado
  • aparatos electrónicos
  • viajes
  • servicios de un profesional, médico, abogado, contador, psicólogo, etc.
  • ayudar a personas necesitadas, de múltiples formas.

Ves algo negativo en estas cosas? 

Son bienes o servicios que nos ayudan a cubrir nuestras necesidades, a tener una mejor calidad de vida, a tener tranquilidad y con ello salud.  A ésto, es a lo que yo llamo el lado espiritual del dinero, porque su finalidad es el bienestar del ser humano, tanto física como emocional o espiritualmente.


El dinero potencia lo que somos


Una persona que se guía por sentimientos de bondad y generosidad hace un buen uso del dinero.  Busca la forma de beneficiarse y beneficiar a sus cercanos con el dinero que posee.

El uso que se le da al dinero es lo que podemos juzgar como "bueno" o "malo", "correcto" o "incorrecto".  El dinero por sí mismo, no actúa, lo hacen las personas guiadas por sus sentimientos y su razón.

Una persona con sentimientos positivos o "blancos" sumará en lugar de restar.  Ayudará en lugar de dañar.  Así es como se potencia lo que una persona es, lo que lleva dentro.

Una persona con sentimientos negativos u "oscuros" usará el dinero para dañar su salud y la de los demás; para manipular y sobornar; para controlar y beneficiarse a sí misma.


La educación financiera


También creo, que es importante tener una educación sobre el manejo del dinero.  Me refiero a que no sólo hay que cambiar nuestras creencias para crear abundancia, sino también para mantenerla.  

Además de aprender a ganar dinero, hay que "saber" tener dinero. Como puedes ver, son dos aspectos importantes:

  • Aprender a tener dinero, es muy fácil recurrir al placer inmediato, hacer compras compulsivas o querer satisfacer todos nuestros deseos.  Las necesidades cambian y también el estilo de vida; y si no se tiene control, se puede caer en dificultades económicas, aún con un ingreso alto.  Has escuchado esta frase?

"El que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver"

  • Administrar el dinero es una tarea continua, manejar un perfil bajo, aprender de inversiones y dedicarle unas horas al mes a planear y presupuestar, es vital para aumentar la riqueza.

La educación financiera es todo un tema, pero es cuestión de tener la disposición y voluntad para aprender.  


La ayuda de un buen libro



Hay libros muy buenos que, en mi opinión, ayudan a "abrir los ojos" a una nueva forma de ver la abundancia y de relacionarnos con ella: 

  • Padre rico, padre pobre, Robert Kiyosaki.
  • El alquimista, Paulo Coelho.
  • El millonario de la puerta de al lado, Thomas J. Stanley y William D. Danko.
  • Los secretos de la mente Millonaria, T. Harv Eker.

Y mi favorito, un libro que fue escrito después de una investigación que duró 20 años, sobre la manera de pensar de 500 personas millonarias.

  • Piense y hágase rico, Napoleón Hill.

Y tú, leíste algún libro que te ayudó cambiar tus creencias sobre la abundancia?










jueves, 5 de enero de 2023

Los padres hacemos lo mejor que podemos

Quizás es una frase muy trillada, la escucho con mucha frecuencia; pero creo que es válida, en la mayoría de los casos.


Los padres hacen lo mejor que pueden, con los recursos que cuentan.


Esta fue la frase completa que escuché de una psicóloga, de quien tengo muy buenos recuerdos.  Sentí cierto alivio al escucharla, creo que inconscientemente, quienes tenemos hijos, llevamos a cuestas cierto grado de culpa por errores que hemos cometido en el rol de padres. Probablemente no aplique para todos, pero creo que encierra una gran verdad para muchos.

Sucede que la mayoría de los padres, por lo menos del país en el que crecí, se sienten convencidos de saber qué es lo mejor para sus hijos, con la excusa de que nadie les tiene más amor que ellos. 

Su experiencia y sus creencias les hace pensar que tienen la certeza de lo que es "bueno" o "malo"  para ellos.  Y en base a esta idea es que toman las decisiones de su formación.




Si bien, los padres tienen la entera responsabilidad de decidir por sus hijos, cuando son pequeños; también les permiten tomar pequeñas decisiones, en la medida que van creciendo.  Y con ello, les dan la confianza y seguridad de que son capaces de tomar "decisiones a su medida", lo que es invaluable para su autoestima. 




Así, cuando llegan a la edad en que tomarán grandes decisiones, como la elección de una carrera universitaria, hacer un viaje al extranjero, cambiar de residencia, elegir una pareja, conseguir un empleo o crear un negocio, etc. se sentirán más seguros para decidir su futuro. 

Pero en este proceso se cometen errores, para algunos padres es difícil tener una buena actitud, paciencia y amabilidad lo que pueda dificultar el aprendizaje y generar resentimientos en los hijos.

La brecha generacional


Además, ambos se enfrentan a otra dificultad que puede ser un obstáculo en la relación padre-hijo.  Los tiempos cambian de una generación a otra.  Si recordamos lo que funcionaba en los años 80´s,  por ejemplo, es muy distinto a la forma de vida de hoy, se vuelven obsoletos los métodos que fueron buenos, con el tiempo.  

Surgen cosas nuevas: ideas, corrientes, estilos, procesos, etc., lo que amerita tener flexibilidad y mantener un criterio abierto.


1.  Cada generación crea sus propios estilos en cuanto a: 
  • la música
  • la moda en la ropa, cabello, maquillaje, etc
  • el entretenimiento
  • la educación
  • las maneras de socializar
  • las costumbres y tradiciones (se modifican)


2.  Cada persona se forma en entornos distintos que le dan su propia perspectiva, de acuerdo a lo que ve, escucha y experimenta.  Tiene nuevos sueños, ideales y formas nuevas de llegar a ellos, también.





3.  Cada década tiene sus propios estilos en el vestir, que se repiten después de años con un toque actualizado, y van dejando huella, al mismo tiempo que se recuerda con nostalgia.


Moda de los 50´s al 2000



Todo esto requiere que los padres aprendan de los cambios y se adapten.  Es sano que tengan flexibilidad en su forma de educar y guiar a sus hijos y que les permitan ir en busca de lo que anhelan, aprovechando las ventajas que el mundo les ofrece y en compañía de las persona que ellos eligen.





Hasta aquí, creo que la mayoría de los que son padres hacen lo mejor que pueden para guiar a sus hijos y "soltarlos" poco a poco, en medio de tropiezos y dificultades.  Pero la tarea de ser padre no termina aquí. 

Los hijos "dejan el nido", pero de vez en cuando regresan a ellos, siguen teniendo la necesidad de ser guiados y de sentirse amados y apoyados por sus padres.  

Con el tiempo comprenden que la paternidad no es fácil y que, aún con limitaciones, sus padres hicieron extraordinarias cosas por ellos, es entonces cuando realmente valoran y sienten agradecimiento.

Hablando de valores


He aquí la importancia de sentar buenas bases en ellos, en sus primeros años de vida, enseñarles valores, que más tarde se convertirán en virtudes al practicarlos. 

Los valores son atemporales, se mantienen en el tiempo sin cambio. 





Son los principios que sirven de guía para que el niño se convierta en un adulto emocionalmente sano, equilibrado, social y pueda crearse una vida plena y feliz.  Las personas se sienten bien, cuando hacen el bien, a sí mismos y hacia los demás.  

Si tuvieron una buena formación en su niñez, será más fácil también para ellos, al ser adultos, formar a sus hijos cuando llegue el momento y tendrán amor y una mayor comprensión hacia sus padres de una manera natural y espontánea.  

Pero no se puede enseñar valores si no se practican, los hijos aprenden más del ejemplo que de las palabras.  Las palabras para que tengan validez tienen que respaldarse con hechos, con esos pequeños detalles que a veces no se les da importancia y que a los niños no se les escapan.  El niño se da cuenta cuando hay autenticidad, es decir, cuando hay congruencia entre lo que sus padres piensan, dicen y hacen.

Cuando las personas crecen en una familia disfuncional, donde no se les atendió ni recibieron la guía que necesitaron en su niñez, tendrán la tarea de buscar formas de sanar y reaprender para no repetir patrones, para romper cadenas de comportamientos inadecuados o inaceptables, en sí mismos y en las próximas generaciones.





"La vida es un ciclo que regresa a cada quien, lo que da"











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